
Ahora, el primer objetivo tras el hallazgo es proteger la geoda; el segundo, estudiarla, y el tercero, pensar cómo mostrarla al público sin que se estropee. El CSIC se ha puesto inmediatamente en contacto con la Junta de Andalucía para estudiar la cámara -que puede tener unos cinco o seis millones de años- y su zona. Sistemas de sensores de temperatura, de humedad y de vibraciones que acumulen datos registrados en la geoda y en su entorno son las primeras medidas que quieren tomar los científicos. Mientras tanto, Pulpi, el municipio de Almería que aloja la extraña formación geológica, a través de su alcaldesa María Dolores Muñoz, ha tomado las primeras y urgentes medidas de protección. La entrada a la cueva ha sido clausurada y está vigilada.


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